Dos hermanas y un hermano forman un trío familiar tan habitual que apenas nos llama la atención. Dos hermanas que asumen, con frecuencia, una responsabilidad afectiva que cobra todavía mayor relieve cuando los padres faltan. Ellas son dos personajes cruciales en esta novela con la que Luis Mateo Díez vuelve a sorprendernos con un giro humorístico llevado a sus últimas consecuencias, intensificando el aliento desorbitado de su escritura expresionista. A las dos hermanas les ha caído en esta historia, que no concede sosiego al lector, un hermano tarambana, disoluto, lo que podríamos considerar una penosa herencia que puede llevarlas a la ruina moral y material, si se descuidan. Otros personajes las amparan y ayudan o, en el peor de lo casos, las ponen de los nervios. La historia nos lleva por derroteros sorprendentes, inusitados o absurdos. Ellas no cejan en el empeño de salvar al hermano, un hijo de las cosas que tanto merece lo que no es capaz de ganar, como si en su vida todo se lo debieran. Estamos ante una fábula, tan verdadera como inquietante, entre la risa y la melancolía, sobre los sentimientos manipuladores, la impostura de los afectos, las coartadas de los bienes familiares, la desgracia de lo que tan penosamente se reparte en las responsabilidades de las hermanas y los hermanos. Esta puede ser la novela más divertida de un autor del que conocemos muchos registros, un prolífico novelista dueño de un mundo inagotable.
Luis Mateo Díez (Villablino, León 1942) es autor de, entre otras, las novelas La fuente de la edad (1986), con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, El expediente del náfrago (1992), Camino de perdición (1995), La mirada del alma (1997), El paraíso de los mortales (1998), Fantasmas del invierno (2004) Azul serenidad o la muerte de los seres queridos (2010) y Pájaro sin vuelo (2011), todas ellas publicadas en Alfaguara. El volumen Fábulas del sentimiento (2013) recoge las doce novelas cortas de ese ciclo narrativo. Sus cuentos están recogidos en El árbol de los cuentos (2006). Con La ruina del cielo (2000) obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica. La cabeza en llamas (2012) fue distinguida con el Premio Francisco Umbral al libro del año. Es miembro de la Real Academia Española, Premio Castilla y León de las Letras, Premio Miguel Delibes, Premio de Literatura Observatorio D’Achtall y Premio Rivas Cherif por la adaptación teatral de su trilogía El reino de Celama. Su obra está muy traducida a otras lenguas, y ha sido llevada al cine y al teatro.