José Antonio Zorrilla presentará el próximo 15 de junio en la Casa del Libro, calle Fuencarral 119 a las 19.00 h su último libro Arreglo. Le acompañarán Oliver Soto, Presidente Unión Federalistas Europeos, Federico Aznar, Teniente Coronel del Instituto español estudios estratégicos y Raúl Guerra Garrido, escritor. Moderará la mesa Maite Pagazaurtundua, eurodiputada.
José A. Zorrilla inició su carrera creativa en el cine y se le debe una película de culto El Arreglo (1983). Tras un largo paréntesis volvió a escribir, ya en el Siglo XXI. El 2006 Gestión 2000 publicó China, la primavera que llega, un libro sobre los actores del ascenso pacífico chino y el 2013 De Librum Tremens le devolvió a la ficción con una novela de espías: El espía en Saratov. Su última obra es una historia fantástica del Imperio Europeo, constructo imaginario que desde los tiempos de Carlomagno rige sobre todo el continente euroasiático.
El Mandaringrave de Talas, miembro del Consejo Imperial, abandona su retiro de Potala para escribir una Historia del Imperio Europeo. Las novedades que llegan de la Confederación de Estados Americanos se extienden desde Irlanda hasta China y amenazan el acerbo más sagrado del Imperio: su unidad. Palabras como nación, Estado, Derechos Humanos, Contrato Social y otras parecidas llevan el germen de la destrucción de ese constructo que fundó Carlomagno tras la victoria de Roncesvalles con estas palabras: sea mi solar un vasto Imperio que llegue desde el luminoso mar de Atenas hasta la última Thule y desde la Isla Esmeralda hasta los confines del Rus.
El autor se afana en subrayar cómo se podía haber perdido la batalla de Roncesvalles, la de Talas y, sobre todo la de Constantinopla, algo que si no sucedió fue o por azar o por designio divino.
El relato cabalga sobre los grandes relatos nacionales, El Cid, Roland, Nibelungos y Crónica General del Rus. Figuran en él personajes míticos como Hamlet, Sherlock Holmes o Smiley, pero también reales, como Averroes, Carlomagno o Marx y Engels, pareja gay de administradores ejemplares en el Valle de la Fergana.
Panegírico de lo que no existió y burla de lo que podría terminar siendo, el texto se dirige a una opinión pública desorientada entre la mística de un Estado nación crepuscular y una lógica política imperial que nadie cultiva.
Un epílogo del autor cumple como manifiesto en favor de una Europa federal.